Hotel reformado con gusto, muy bonito y acogedor. La habitación doble con 2 camas grande, fantástica con un baño completo muy cómodo con una gran ducha. La única pega es que, al dar al exterior, la ventana no llega a ajustar lo suficientemente bien para amortiguar el ruido de la plaza de la Madeleine tan próxima y de los coches de la calle. El desayuno muy justito. A mi parecer no es de un cuatro estrellas, más bien de un tres. Además, en los tres dias que he estado alojada, he tenido que solicitar varios productos (fruta, pan de molde, ...) que se terminaban y no reponían. Mejorable. Por lo demás, el personal muy amable y siempre dispuesto a ayudarte. Muy recomendable para alojarse unos días para disfrutar de la ciudad de Paris.