Siéntete como de la realeza por un día en uno de los más grandiosos palacios de Europa, el cual tardó casi 200 años en ser concluido.
Experimenta la opulencia, la elegancia y la destreza decorativa de la época de la realeza en el Schloss Charlottenburg (Palacio de Charlottenburg). Originalmente destinado a ser la residencia de verano de la Reina Carlota de Prusia, el Antiguo Palacio fue construido a fines del siglo XVII y es una maravillosa muestra de la arquitectura barroca y rococó. Aunque fueron casi completamente destruidos a finales de la Segunda Guerra Mundial, los edificios y jardines del palacio hoy han sido meticulosamente restaurados.
Entra por la puerta principal y pasa por debajo de estatuas de espadachines en duelo que parecen congelados a mitad de la batalla en sus pilares. Ten lista tu cámara para que tomes fotos de la dorada estatua de la diosa Fortuna que corona la imponente cúpula de 48 metros (157 pies) de alto.
En el interior podrás explorar las numerosas habitaciones del palacio, como el Salón de Recepciones, con sus valiosos techos y sus adornados tapices. La Sala de Porcelana contiene hermosas muestras de cerámica oriental. Presta atención a la audioguía (incluida en el precio de la entrada) mientras recorres los opulentos departamentos del Ala Oeste, que también son un museo de arte.
No te puedes perder el paseo por el Pabellón Schinkel, una villa veraniega de estilo italiano que alberga obras de arte de la década de 1800. Disfruta de una bebida refrescante en el restaurante Kleine Orangerie, a un costado del palacio, o reserva un asiento en la aún mayor Grosse Orangerie, donde podrás disfrutar un concierto de música clásica presentado por músicos vestidos con atuendos de época.
La entrada a los jardines del palacio, un parque de 32 hectáreas (80 acres) inspirado inspirado por los jardines del palacio de Versalles, en Francia, es gratuita.
Schloss Charlottenburg se encuentra a 15 minutos a pie de las estaciones de trenes U-Bahn y S-Bahn cercanas.