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El estudio es divino y perfecto para dos, la decoración es palaciega, el edificio muy callado y de los pocos que tienen elevador. La ubicación perfecta, prácticamente sobre el Palais Royal a una cuadra del Louvre. Me enamoré de la colección de libros de historia de arte y de las tejas de almendra que amablemente me invitó a hornear. Los anfitriones son los mejores¡ Indudablemente volveré al lugar de Sophie.
Elia P.
Se hospedó 3 noches en abril de 2018