Es una residencia de estudiantes pero hay todo tipo de personas, lo mejor el wifi, y esta cerca de la Catedral de San Patricio, personal amable. Lo malo son habitaciones muy pequeñas, cuando llegue estaba toda empolvada, las paredes sucias con huellas de zapatos, el baño olia mal todo el tiempo, no hacen la limpieza uno tiene que hacerla e ir por los utensilios, no hay restaurante, la cocina y sala de estar en comun super cochina llena de basura y trastes sucios, las toallas las cobran a 3 euros cada uno, tienes que pedir papel de baño y jabon a la recepcion, check out es a las 10 am si te quedas mas son 10 euros lo que debes pagar, no me volveria a quedar ahí.