Al llegar, nuestra habitación no tenía agua caliente. Nos cambiaron de habitación sin problema, pero faltaban toallas y lo peor de todo es que no había sábanas ni nada para el sofá cama donde tenían que dormir nuestros hijos.
Cuando nos dimos cuenta, no tuvimos forma de comunicarnos con nadie para poder reclamarlas. Ni un contacto, ni un teléfono, nadie en recepción, ni opciones de localizar a algún responsable que nos pudiera ayudar.
La persiana de la habitación principal tampoco cerraba. Y, nadie que te solucionar nada.
Al irnos por la mañana, eran las10h, tampoco pudimos dejar una queja porque no había absolutamente nadie para atenderte.
No me imagino que hubiera pasado algo grave porque no hubiera encontrado a nadie para ayudarme.
No volveré a este alojamiento NUNCA.