Preciosa posada a cuatro cuadras del centro. Solo tengo palabras de agradecimiento para Alberto y su personal, siempre atentos y con la mejor onda. La posada es muy pintoresca, decorada de manera exquisita y con espacios de ocio que invitan al relax después de un día de playa, cada habitación cuenta con un pequeño porche con sillón y hamaca paraguaya, la cama muy confortable, aire acondicionado, frigobar, habitación amplia y baño grande y cómodo. La posada tiene pileta pero la verdad es que no la ocupamos, la misma es muy linda, con reposeras. El desayuno es completísimo y muy rico, frutas, yogur, jugos naturales, tortas (todos los días diferentes), fiambres, pan casero, y la cocina prepara en el momento wafles, panquecas, huevos revueltos, etc. La súper recomiendo!!!