El hotel está muy bien situado... cerca de la estación central, metro, tranvía, tiendas, restaurantes, y centro histórico. Aunque en Estocolmo todo está cerca ya que es una ciudad pequeña.
La habitación daba al lago y aunque estaba en una intersección, era muy silenciosa y muy cómoda la cama.
Desayuno bueno aunque se formaban colas para el café ya que durante los cinco días que estuvimos tenían una máquina de café averiada.