Estancia agradable, con muy buen detalle en la entrada, una máquina en la que aparte de café también ofrecen chocolate caliente, que fue nuestro desayuno todos esos días.
Limpias zonas comunes, y los baños no se llenaban a pesar de haber solo dos duchas por planta.
El gran error es no hacer la cama cada día, ni siquiera te cambian las toallas si no lo pides, y pagas unos 90 dólares por noche, que no es poco. A veces te sientes en un albergue, cuando realmente es un "hotel" y pagas por ello, por muy elevado que sea el precio de la ciudad en general.
El barrio es tranquilo, hay una caminata hasta los lugares de interés, bus y tranvía cerca.