Es un hotel muy bien situado y confortable, con buenas camas y almohadas. Cerca del viejo puerto, de las tiendas y los restaurantes, de la hermosa estación del tren; se llega en apenas cinco minutos andando tras cruzar un jardín donde las ranas no dejan de croar. Buena recepción pues en todo momento intentaron hablar en español y con un poco de francés por mi parte, nos entendimos perfectamente. Es un hotel recomendable.