10/10
Reservamos tres noches y añadimos dos más después de pasar la primera noche ya que es un lugar muy tranquilo y paradisíaco. La playa es muy bonita, arena fina y mar profundo (no hay que andar un kilómetro para que te cubra). El personal es amable y atento, siempre dispuesto a ayudar. Hay cabañas a pie de playa y otras que se adentran a la montaña aunque siguen estando al lado del mar. Nosotros nos alojamos en una de éstas últimas, rodeados de árboles y silencio. De noche lo único que se oye son pajarillos y fauna diversa de la zona, es muy relajante. Elegimos ventilador y se estaba bien en la habitación ya que por la noche refresca un poco, hubo noches que ni lo encendimos. La habitación es sencilla aunque el baño se podría mejorar. No necesitas más de lo que tiene. Dispones de jabón y champú en bote grande con dispensador, lo que se agradece mucho sí se compara con los botecitos que te dan en otros hoteles. Wifi disponible en la recepción y en nuestra cabaña llegaba a veces. Ofrecen sillas de playa (hamacas) de manera gratuita. El hotel dispone de un restaurante donde los precios son razonables para la zona y la comida está rica, eso sí, se lo toman con calma pero estando en este entorno quién quiere prisas. Fuera del hotel hay una calle llena de restaurantes con muchas opciones y precios. Por último, los mosquitos se dan un festín por las noches así que un repelente es muy necesario. Sin duda han sido uno de los mejores días de nuestras vacaciones.