Un hotel muy confortable y lujoso, pero demasiado caro. La suite, muy elegante y cómoda, y con las mejores vistas a Ginebra. No nos gustó que no nos permitiesen pasar para desayunar por haber pasado cinco minutos de las 10.30 horas, y además, pretendian cobrarnos 120 € por tomar el desayuno en el bar. Insistimos y no nos cobraron. La sauna y el baño turco, con una temperatura extrema. No había vidé en el cuarto de baño.