El hotel está lejos de las zonas turísticas de la ciudad, aunque cerca de la salida hacia la autopista a Mérida, Puerto Morelos y el aeropuerto.
El diseño es bonito, pero nada más.
La TV está frente a la cama, pero es imposible verla desde el sillón... que ve a la cocina.
En el baño no había toalla de manos, ni tapete.
Las puertas de las habitaciones son tan delgadas y de mala calidad que se escuchan los ruidos de la calle. Toda la noche.
Lo mismo sucede con los ruidos en las habitaciones contiguas: parecía haber una fiesta en la habitación 14 y tuve que marcar a la recepción a las 5.30am; por fortuna, lo solucionaron.
El "coworking" es un espacio sin aire acondicionado donde, a las temperaturas que suele haber en Cancún, es imposible trabajar (además de que las computadoras se calientan a esas temperaturas).
El restaurante tampoco tiene aire acondicionado, y es incómodo. Yo tuve, además, la desgracia de que estaban quemando basura cerca de la propiedad, y en el restaurante se respiraba humo de quema de basura.
El "desayuno continental" ofrecido en mi tarifa fue pobre y de mala calidad: cuatro trozos de sandía, "jugo" de naranja de caja, y dos rebanadas de pan de caja con un poco de mermelada.
Y, al momento de hacer check in, me pidieron una "garantía" de dos mil pesos, a pesar de que mi reserva estaba liquidada. Justificaron que en la habitación había minibar y por eso exigen una garantía.
Pagué poco, unos 122USD/noche. Sin embargo, no pagaría más de 50USD/noche.