Lo mejor del hotel, sin duda, es su situación. En pleno centro de Bruselas, con todos los 'spots' turísticos a tiro de piedra. Se puede ir caminando desde la estación Central, por si vais del aeropuerto al centro en tren. Tiene un restaurante en la planta baja que, aunque no fuimos, recomiendan en muchos sitios. El desayuno que nos ofrecieron nos pareció algo caro, así que no lo cogimos. Hay muchas opciones cerca del hotel. Recomendamos el Peck 47 o el Avocado Show, solo cruzando la avenida. Las habitaciones no son demasiado espaciosas, pero si limpias, cómodas y con muchos detalles que se agradecen.