Buscamos un fin de semana de tranquilidad, en la costa de Huelva, en temporada baja... y encontramos un hotel masificado, super lleno, donde parecía que nos hacían un favor atendiéndonos en Recepción y donde teníamos que dejarnos paso constantemente unos a otros.
Nos costó localizar el hotel por falta de indicaciones en la carretera.
Al llegar, tras esperar nuestro turno en Recepción, cuando al fin nos toca, nos dicen que tenemos que esperar en la fila de al lado, que es para "check-in". Preguntamos por el wifi y nos dicen que vale 6 euros la hora y que no nos lo recomiendan, porque no funciona bien.
La cena fue buena, variada y de calidad. Había varios tipos de ensalada, una sopa o crema caliente, pasta, algo de pescado o carne, paella o fideuá. Y en los postres, varias frutas frescas troceadas, muy buenas, y también postres lácteos y tartas. El horario de cena termina a las 21:45 h.
Sin embargo, el desayuno, poco variado y de baja calidad. La mantequilla, inexistente, sólo había margarina y ni siquiera en porciones, sino en unos bloques de unos 10 x 15 cm. de los que cada uno se tenía que cortar su porción. Los cereales en grandes cuencos, sin dispensadores. El descafeinado soluble, también en un gran cuenco, sin sobres de dosis individuales. Y el horario de desayuno terminaba a las 9:45 h., con lo que había que madrugar para desayunar, con el agravante de que en los alrededores no había ningún lugar cerca para hacerlo más tarde. El domingo nos sentamos a desayunar a las 9:15 h. y una camarera nos indicó que esas mesas ya estaban preparadas para el almuerzo, pero estaba tan lleno el comedor, que no había otras mesas disponibles para el desayuno, por lo que al final nos permitieron sentarnos allí.
Nos gustó mucho la piscina cubierta, que estaba casi vacía.
Cada vez que querías preguntar algo en Recepción, tenías que esperar un buen rato