Es una quinta apartada de la ciudad, por lo que necesitas coche. Es muy tranquilo, como estar en el campo. Y realmento eso es: una coleccion de espacios de alojamiento replicando tiempos pasados.
Desayuno estupendo, quizas escaso en fruta.
Se puede cenar, pero en este como en otros restaurante, las raciones son excesivas, especialmente para cenar.
Hay piscina... pero no la usamos... invadida por dos familias con 4 niños gritones que hicieron suyo el espacio...
A destacar: hay que saber muy bien a lo que se va. No es un hotel ... si no una experiencia... y tal vez la info de la web no es suficientemente explicita...