Llegaremos y tomaremos un desayuno mientras empezamos a conocernos. Haremos un círculo de presentación en el cual cada participante se planteará un propósito de la jornada, algo importante, para el cual necesita claves, respuestas. Haremos una meditación y entraremos al corral para empezar a presentarnos y conocer a los caballos. Haremos ejercicios en función de los propósitos de cada participante. Será una experiencia de silencio y conexión. Y con las palabras justas. Haremos círculo de compartir experiencias y reflexiones sobre los mensajes que recibimos de los caballos. Almorzaremos. A la tarde volveremos al corral para continuar explorando el propósito. Cerraremos con una merienda y una rueda de cierre de la experiencia. Los caballos, a través de diversos ejercicios (sin montar) que yo propongo, nos dan respuestas, nos ayudan a empoderarnos, nos reconectan con nuestro brillo y nuestra paz. Así de simple, así de profundo. Es para muy pocas personas, porque el trabajo es profundo y personalizado, acompañado por Verónica Kenigstein. Las actividades no son montadas. No hace falta tener experiencia con caballos. Y si la tienes, esta actividad es distinta a otra que hayas hecho.