La indudable belleza de las colinas de Valdorcia, famosas en todo el mundo por sus hileras de cipreses, permanece en los sueños de todo aquel que visita la Toscana.
La primera parada será Montalcino, descubrirás el pueblo y su fortaleza medieval, luego partirás hacia la Abadía de Sant' Antimo, un lugar monástico donde reina la paz y la naturaleza sin límites.
La primera degustación de productos típicos se realizará a la hora del almuerzo, en una preciosa bodega Brunello.
Luego será el turno de la “pequeña Roma”, o Pienza, creada por obra y placer del Papa Pío II Piccolomini, que en el siglo XV quiso hacer del pueblo natal una especie de Roma en miniatura.
De regreso nos detendremos en el pequeño pueblo de Bagno Vignoni, único en su género, con su plaza central, o más bien su tanque central, completamente lleno de agua caliente sulfurosa, un manantial curativo natural.
Por último, pero no menos importante, estará Montepulciano, donde visitaremos las bodegas más antiguas del mundo.