San Telmo, un rincón típico de Buenos Aires, tiene como ningún otro las características más puras de la ciudad vieja. Paseando por sus calles puedes ver que sus casas antiguas resisten el paso del tiempo y así llegamos a un rincón del alma, Balcarce y
Independencia, un rincón reconocido internacionalmente por albergar la casa de tango más tradicional, la pionera y, quién sabe, la que más ha conservado a lo largo de los años la identidad del Tango: EL VIEJO ALMACÉN.

El edificio data de finales del siglo XVIII, más precisamente del año 1769 en pleno Virreinato del Río de la Plata, donde funcionó en sus primeros años como almacén de campo.

En 1969, Edmundo Leonel Rivero lo convirtió en un «Templo del Tango». A partir de ese momento, EL VIEJO ALMACÉN fue una visita obligada para las mejores expresiones de la música de la ciudad.

Grandes exponentes del Tango llegaron a este lugar: Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese, Roberto Goyeneche entre muchos otros, dispersaron sus talentos, quienes fueron apreciados y aplaudidos por innumerables personalidades entre las que se encontraban el Rey Juan Carlos y la Reina Sofía de España, presidentes de diferentes naciones del mundo y muchas otras personalidades que hicieron posible que la fama de EL VIEJO ALMACÉN trascendiera más allá de nuestro país.

En 1993 tuvo que cerrar sus puertas por problemas financieros, pero a principios del año 1996 reabrió sus puertas el empresario Luis H. Veiga, quien decide convertir la tanguería tradicional en una gastronomía compleja de nivel internacional con el mejor espectáculo de tango tradicional de Buenos Aires.