Aunque reservé una triple superior, en un principio no me la dieron. La segunda noche, tras reclamar, pretendían quitar una cuarta cama que había, y aunque la sensación de amplitud fuera mas, seguía siendo la habitación una triple normal, y yo reservé la grande. Les costó entenderlo, pero me cambiaron. El desayuno bastante limitado y escaso, para ser un hotel de cuatro estrellas. La comodidad de las camas excelente. La bañera de la primera habitación llena de parches oxidados. Afortunadamente la segunda era una moderna ducha. El personal muy amable y todo muy limpio. En general bien, pero nada que ver con un hotel de 4 estrellas en España.