Christiansted está marcada por la historia del comercio de azúcar y el tráfico de esclavos y es un encantador lugar para pasar algunos días. Admira la arquitectura de la época colonial y aprende sobre la vida en este lugar bajo el régimen danés.
Comienza tu recorrido en King’s Wharf. Durante la época colonial, era en este lugar donde los barcos subían los cargamentos de azúcar y melaza para transportarlos a Europa. En la actualidad, la zona costera está bordeada de elegantes bares y restaurantes. Averigua con los tour operadores ubicados junto al muelle sobre las excursiones de buceo y pesca.
En la zona costera también encontrarás el imponente FuerteChristiansvaern, construido en 1749. Aventúrate del otro lado de los altos muros de color amarillo y encontrarás los antiguos cuarteles de los soldados en el interior. Desciende al escalofriante calabozo y sube a las murallas, desde donde podrás contemplar la maravillosa vista del mar.
A pocos metros en dirección opuesta a la costa partiendo desde el fuerte se encuentra el Edificio Steeple del siglo XVIII. En el pasado era una iglesia, y ahora el lugar funciona como museo. Entra al edificio y recorre las exhibiciones que cuentan la historia de las plantaciones de azúcar y el tráfico de esclavos en la isla.
Pasea por la ciudad y notarás incluso más ejemplos de la espléndida arquitectura colonial. Echa un vistazo a la Casa de la Báscula, donde se inspeccionaba y pesaba el azúcar y otras importaciones y exportaciones sujetas a impuestos. A pocos pasos se encuentra la Casa de Gobierno, una mansión cuya gran entrada y exuberantes muebles reflejan la riqueza de la que gozaban los gobernantes coloniales durante el apogeo del comercio de azúcar.
Sube a bordo de un barco en King’s Wharf y navega hasta Protestant Cay, una pequeña isla ubicada a aproximadamente 180 metros (600 ft) de la costa. Relájate bajo la sombra de las palmeras que danzan en el viento o renta un kayak y navega por las tranquilas aguas tropicales.
Para llegar a Christiansted, vuela directamente al Aeropuerto Henry E. Rohlsen. Desde aquí, haz el trayecto de 20 minutos en auto en dirección este para llegar a la ciudad. Si es posible, intenta visitar la ciudad durante uno de los cuatro Jump Ups anuales. Estos alegres festivales ofrecen una divertida combinación de música, baile, gastronomía y mucho, mucho ron.