El hotel en general está muy bien, necesitaría un poco de mantenimiento de pintura y quizás algo más de personal atendiendo. Cuando llegamos, las reposeras que rodean la pileta y los sillones exteriores, estaban sin sus almohadones, sin las sombrillas, ni la música, es decir estaba como desarmado y eso lo desmerecía bastante. Al día siguiente que armaron todo, ya lucía mucho mejor. La cena fue EXCELENTE y el desayuno también con pastelería casera de primer nivel. Está ubicado en el medio de la nada, accediendo por una ruta de ripio, quizás ese sea su mayor defecto. Pero la relación costo-beneficio está más que BIEN!!!