Hotel correcto, cerca de la estación de metro Grand St., en pleno Chinatown, y no muy lejos de la de Bowery (que es la línea que conecta con el Airtrain del aeropuerto JFK). El desayuno suficiente para el arduo día del turista, aunque hay que decir que la sala de desayunos era pequeña para la capacidad del hotel. El personal, en general, muy amable. La habitación estaba limpia, pero el mobiliario necesita una actualización. El gimnasio consistía en una habitación con tres máquinas en bastante mal estado. En conclusión: contando la gran masificación que se produce en Nueva York durante las fechas navideñas y los precios astronómicos de los hoteles, ha sido una buena opción.