El hotel está justo en un costado del cementerio de la Recoleta en una calle poco concurrida. La limpieza de la habitación es mejorable, sobre todo en el baño. No utilizamos la piscina el 9º piso, no tuvimos ocasión. El transporte que ofrece el hotel desde el aeroparque es súper caro, en otros hoteles de Buenos Aires siempre trataron de ofrecernos los servicios a precio razonable pero no fue el caso. Nos tuvimos que marchar un día antes de lo previsto aunque nuestra reserva no se podía modificar. Ningún comentario por parte del personal, ni para bien ni para mal, que en general fue bastante pasivo durante toda la estancia (ej: el taxista esperando en la puerta del hotel pero no te dicen que está allí hasta que preguntas expresamente en recepción después de llevar un rato allí mismo... hablando con el recepcionista para matar el tiempo). El desayuno buffet con escasas opciones. Yo no volvería a este hotel, buscaría otras opciones sin duda.